sábado, 3 de julio de 2010

Anécdota

Eran las 4 y pico de la mañana de un sábado o domingo. Estábamos en un boliche con unos cuantos amigos. En un momento voy al baño, y me encuentro con uno de ellos en la zona de los lavabos. Un detalle no menor, este amigo de toda la vida, tiene un aire a Luis Miguel, me saca por lo menos dos cabezas y da gay. Cuando me ve, me agarra del hombro afectuosamente y me dice a los cuatro vientos: - Sabés lo que te quiero! y esto me lo dijo sin soltarme. Todos los que estaban lavándose las manos y los que se encontraban meando se dieron vuelta, y me miraron a mí, esperando cual sería mi respuesta, o por lo menos yo percibí eso en sus miradas. Y con mi estado de ebriedad bien latente respondí sin atenuantes: -Yo también te quiero Darío.

No hay comentarios:

Publicar un comentario